jueves, 14 de marzo de 2013

El veredicto: ¿Qué escuela queremos para la sociedad en la que vivimos?


Cierto es que hasta el día en que empecé la carrera, no me había cuestionado el tipo de escuela que tenemos, pues deambulaba ciega por un mundo regido por apariencias, que se encuentra muy lejos de ser lo que aparenta. Me siento engañada.

Es ahora cuando me doy cuenta que desde el minuto que empezamos la asignatura de Didáctica General, Miguel Sola ha conseguido que no sólo me cuestione nuestro tipo de escuela, sino todo lo que no me había cuestionado durante 20 años. A raíz de cosas que comenta nuestro profesor en clase, los documentos proporcionados,  los vídeos que hemos contemplado, (tales como la conferencia de Tonucci y Sobre el futuro de Juan Antonio Melé), y el proyecto llevado a cabo cuya incógnita es, ¿qué escuela queremos para la sociedad en la que vivimos?  creo haber conseguido, al menos desde mi punto de vista, el veredicto de la cuestión.

Basándome en la información recogida por la entrevista, y en mi entrada anterior que recoge mis elementos de interés de los documentos etc, por fin voy a desvelar la escuela, que desde mi humilde opinión, hace falta en la sociedad.

Para empezar, quisiera aclarar mi postura hacia aquellas personas que consideran que la escuela no es necesaria. Este pensamiento proviene mayormente de padres que tienen los recursos económicos y culturales suficientes para poder permitirse que su hijo no vaya a la escuela. En Estados Unidos, está permitido que los padres eduquen a sus hijos en casa, siempre que éste pase unos exámenes estatales. Considero esto una auténtica barbaridad.  ¿Qué pasaría con la educación de un individuo cuyos padres tuviesen recursos culturales o valores equivocados o nefastos?

 La escuela debe tener la función de poder o bien completar/complementar la educación, los valores etc. de aquellos individuos cuyos padres han podido dar una base de conocimientos básicos a sus hijos, o bien servir de institución que eduque en valores y conocimientos a aquellos que no han tenido medios suficientes como para haber recibido unos conocimientos previos. Es decir, una escuela para todos, pero sobre todo para aquellos cuyo entorno sociocultural de origen es incapaz de proporcionar esos conocimientos. ¿Qué pasaría con aquellos niños que no han recibido unas pautas educacionales básicas, valores etc. si no existiese la escuela?

Puestos a hablar de padres, hace falta una mayor colaboración entre la escuela y éstos. Eso sí, para que esto sea posible, hará falta cambiar el sistema escolar, pues como bien dijo Manuel, incluso las tutorías las ponen en horario laboral. Haría falta que ambos trabajasen al unísono para que la educación fuese óptima. En Finlandia, los padres pueden ausentarse del trabajo para asistir a tutorías, o simplemente querer ver la educación que se le está proporcionando a su hijo, cosa impensable en España. Las escuelas llaman a servicios sociales cuando notan que un padre no está implicado en la educación de su hijo. Cierto es que no se puede copiar un sistema educativo de otro país, pero sí convendría escoger elementos que nos beneficiasen.

Educar no sólo es la trasmisión de contenidos, sino que también implica su forma de trasmisión. Cuando se educa, se ha de presentar dos visiones sobre el asunto en cuestión, para que el individuo pueda reflexionar y llegar a su propia conclusión. De no ser así, estaríamos adoctrinando. Se debe motivar al alumno de manera que éste vaya a la escuela por gusto y para que quiera aprender porque tenga interés en lo que se le enseña. Esto significaría que las metodologías tecnócratas deberían abolirse directamente para dar paso a metodologías innovadoras que motiven intrínsecamente al alumnado.

La escuela no debe ejercer como una institución que fomenta la exclusión, segregación, y clasificación del alumnado, sino todo lo contrario. Por ello, todas las escuelas deberían tener la misma calidad de educación, debe existir la diversidad, debe satisfacer las necesidades de cada miembro de la escuela... Si todas las escuelas tuviesen la misma calidad educativa, como surge en Finlandia, no serían necesarias las escuelas privadas. La diversidad es necesaria para nuestro desarrollo, nos enriquece como personas. Aprendemos más de nuestros iguales que de nuestros desiguales, por tanto, no considero, al contrario que Tonucci, que la coetaneidad sea pobre. Aunque eso sí, se ha de fomentar las relaciones interactivas entre miembros de diferentes cursos, pues se da un aprendizaje mutuo. Por ejemplo, en la escuela Gracia de Málaga los alumnos de 6º Primaria, han "apadrinado" cada uno a un alumno de 1º Primaria y les leen un cuento cada semana.

En cuanto a los maestros, éstos ejercen una labor muy importante y trascendental en la vida de sus alumnos. Coincido con Lola Urbano en que tener un buen maestro no debería ser cuestión de suerte, sino que debería ser un derecho. No deberían existir maestros mediocres, pésimos e incompetentes. Los maestros deben satisfacer las necesidades de cada uno de sus alumnos, debe tratarlos desde un ambiente de amor y respeto mutuo, educándolos no sólo con contenidos teóricos, sino también educando a y desde el sentimiento. Como dijo Aristóteles," educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto." Debe comprender y confiar en las capacidades de sus alumnos, pues, ¿si los maestros no confían en las habilidades y capacidades de su alumnado, quién lo hará? Debe motivar e incentivar a su alumnado a que investigue, sea creativo, reflexione, tenga criterio propio...preocupándose por ellos. Y sobre todo, cuando enseñen, que enseñen a la vez a dudar de lo que enseñan.

Por último, pero no menos importante, hace falta una escuela desvinculada en la medida de lo posible de la política, pues está más que demostrado que ésta la corrompe. Convendría que se impusiese una ley que prohibiese las reformas educativas cada vez que se cambiase de partido político, imponiendo una ley general de educación intocable esté el partido que esté en el poder.

En definitiva, queremos una escuela alejada de la política, en la que se fomente una igualdad real. Necesitamos que padres y escuelas trabajen al unísono para hacer prosperar la educación. Hace falta que maestros motiven e incentiven a sus alumnos a reflexionar, investigar etc, educando también desde el sentimiento. Y sobre todo, hace falta que nuestra educación sea una educación de calidad y que no solo pretenda formar para el fututo laboral.





lunes, 11 de marzo de 2013

Una educación que MATA


Estas últimas clases, nuestro profesor Miguel Sola, nos ha facilitado mucha información sobre la escuela que tenemos, y la escuela que deberíamos de tener según personas como Tonucci, Juan Antonio Melé, entre otros.  Por ello, gracias a los señuelos que Miguel nos ha proporcionado, ahora dedicaré una pequeña porción de mi tiempo y espacio del blog a destacar elementos que me han llamado la atención.

Primero, voy a ceñirme a dos cosas dichas por Miguel Sola que me han interesado. La primera siendo "yo voy a dar señuelos para que vosotros investiguéis por vuestra parte" refiriéndose al primer proyecto en el que trabajamos. Aquí vemos como se responde de nuevo a la cuestión plantada por un miembro de la clase, Juan María García Díaz, en su blog:"Enfrascado en esta duda y planteándome si realmente estábamos ante un verdadero proceso educativo o ante un proceso de manipulación, en el que el profesor nos hace llegar a la respuesta que le interesa...partiendo de los textos propuestos por Miguel estaba ante un proceso en el que había leído,pensado comparado, reflexionado y se había generado una motivación intrínseca que me había empujado a investigar por mí mismo,¿acaso no es esto lo que considero educación?" 


Y la segunda, "lo importante no son los contenidos, sino como se enseñan." Al leer de nuevo la frase en mi casa, me vinieron a la cabeza dos vídeos, cuyos enlaces facilitaré a continuación,los cuales son un vivo ejemplo de lo que la educación puede conseguir y de su verdadero potencial, si todos nos esforzamos. El primer vídeo es un documental llamado Pensando en los demás en el que se aprecia como el maestro Kanamori educa a sus alumnos a través de los sentimientos y sobre la vida: http://www.youtube.com/watch?v=f9WzX5Svi3k. El segundo vídeo se trata de un reportaje llamado La educación en el Gracia de Málaga, en el que se puede observar el gran cambio y mejoría educativa que ha sufrido este colegio, el cual antes era en toda regla un colegio gueto con mala reputación.

Ahora me centraré en Francesco Tonucci, también conocido por el seudónimo "Frato", el cual es un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano.

Gloria comenta en su blog que "muchas veces criticamos le educación de nuestros abuelos o, incluso nuestros padres, sin pararnos a pensar tanto en lo positivo como en lo negativo que había antes y que ahora no hay y viceversa", sin embargo, Tonucci dice claramente que no se debe comparar la escuela de hoy con la de ayer, porque las circunstancias cambian.

En uno de los documentos proporcionados por nuestro profesor, Tonucci decía que "la escuela para ser escuela debe ser: pública, de iguales, y abierta a la diversidad donde se aprenda a vivir." Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Tonucci, pues en las escuelas de hoy en día se cierran en banda centrándose únicamente en una serie de asignaturas, las cuales debido a los métodos educativos y evaluativos vigentes basados en la capacidad memorística, se olvidarán. Sin embargo, ¿qué mejor enseñanza puede existir de la de la vida misma? Puesto como también comenta Tonucci, "el éxito escolar no tiene relación con el éxito en la vida." Sin duda alguna, la diversidad es esencial en la vida, pues enriquece, y como sostiene Manuel Fernández Navas, no tiene sentido que la escuela sea un lugar donde no exista la diversidad, y la calle sí sea un lugar donde exista.

"Necesitamos una escuela para todos" y la igualdad que exige la democracia en la que estamos reclamaba Tonucci en su conferencia, pero, efectivamente, "la escuela se ha quedado en una escuela para pocos a pesar de que asistan todos." Si la escuela que tenemos no es buena para mañana, tampoco lo es para hoy. Por este motivo, es necesario un cambio radical del sistema educativo, empezando por desvincular la educación de la política.

Antiguamente, como cuenta Tonucci, sólo los niños cuyos padres tenían los conocimientos suficientes tenían las bases culturales necesarias, las cuales eran completadas por la escuela. He de decir que las cosas no han cambiado demasiado, pues esos niños que provienen de entornos socioculturales pobres "necesitan más la ayuda que la escuela que los expulsa debería proporcionarles."(Ignorancias u olvidos que consienten la reforma, Miguel Sola.) El sistema los ve como un estorbo, por lo que mediante los métodos de evaluación (que "clasifica de forma negativa" como sostiene Tonucci) procuran deshacerse de ellos. Indignante, pero cierto. El primer día de clase Miguel Sola hizo que reflexionase sobre si la escuela refuerza positivamente a su alumnado. Ahora es cuando yo digo, NI DE COÑA!! La escuela hace creer a las personas que no sirven, y refuerzan negativamente a éstas, cosa a la que no hay derecho y no se debe consentir. La escuela de la vida a mi me ha enseñado que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

El documento de la entrada del blog de Lola Urbano refuerza mi creencia de que la escuela no refuerza positivamente, sino que mata. "Tal vez haya que seguir denunciando lo que sabemos que no sólo no funciona para ser o no finlandeses, sino que practicamos una educación que MATA...mata la creatividad, la alegría, las ganas de aprender, el alma de la chiquillería..." Sin embargo, en una cosa estoy en desacuerdo, y es que a las personas se les da bien quejarse, pero cuando llega la hora de la verdad, callan mientras otorgan. El error que creo que se comete para que se maten tantas cosas como dice Lola es el enfoque de la educación. Los colegios se aferran a sus métodos ya antiguos, y se niegan rotundamente a que profesores jóvenes e innovadores emprendan una nueva forma educativa, pues ¿este que acaba de salir de la universidad con pajaritos en la cabeza va a saber más que un maestro con 40 años de docencia a sus espaldas? Pues seguramente, SÍ. No hay que darles unos contenidos curriculares concretos que no incentiven la investigación, reflexión, creatividad, sino todo lo contrario. Se ha de fomentar el uso de estos contenidos prácticamente, hacerlos visuales.

Otro de los temas que me siento obligada a exponer es la relación familia-escuela. Hasta hace relativamente pocos años, los padres apoyaban a los profesores en sus decisiones, y si un niño recibía un reglazo por el maestro, recibía otro más al llegar a casa. Quisiera saber qué error tan garrafal hemos cometido en tan poco tiempo para que los niños hayan perdido tanto respeto por todo. Supongo que la permisividad y sobreprotección tienen mucho que ver. Los padres están cada vez más en desacuerdo con la escuela, como bien apunta Gloria en su blog y el profesorado está cada vez más devaluado, incluso por el mismo Estado. ¿Cómo se pretende mejorar la escuela si el propio Estado desconfía y devalúa a los maestros?

Bueno, considero que por hoy ya he cumplido, así que espero volver pronto con más y mejor.



viernes, 1 de marzo de 2013

El comienzo

Una asignatura del cuatrimestre pasado me hizo reflexionar profundamente sobre la escuela que tenemos hoy en día, y descubrí la existencia, hasta entonces invisible para mí, de un mundo oculto en el que las cosas adquieren un doble sentido permitiéndome ver que las intenciones de la escuela y lo que en ella se da, no siempre son lo que aparentan ser.

La escuela debería ser un lugar en el que educar significase enseñar una serie de conocimientos, valores y sentimientos, en un ámbito afectuoso, desde el respeto, que sirvan a las personas para realizarse a sí mismas, para poder ser personas libres e independientes, y poder valerse por sí mismas el día de mañana. Se deben satisfacer las necesidades de cada uno de los integrantes de la escuela, y trabajar desde un ambiente de amor y no desde el miedo.El gran filósofo Aristóteles una vez dijo que "educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto." 

Estoy convencida que la escuela, al contrario de lo que muchos piensan, no está adaptada a las necesidades de nuestra sociedad y mucho menos al de nuestros alumnos. La escuela es, hoy en día, una institución cuya fecha de caducidad expiró hace mucho tiempo. Sin embargo, este hecho está bien meditado y a beneficio de algunos, pues llegué a la conclusión de que la escuela, ha sido, es, y será hacer política. De ahí, el título de mi blog, puesto que me pregunto si el verdadero propósito de la escuela es la educación o la obediencia.